Según el
reciente Informe 2012 sobre Estado del Futuro, emitido por el Millennium
Project, más de dos mil millones
de usuarios de internet, más de seis mil millones de suscripciones a teléfonos
móviles, y miles de millones de dispositivos de hardware, se intercomunican en
una amplia multi-red en tiempo real, apoyando a todas las facetas de la
actividad humana. En poco tiempo, se va a completar el sistema nervioso de la
civilización global. Ericsson prevé que para 2017, el 85% de la población
mundial estará cubierta por el Internet móvil de alta velocidad. La humanidad,
el entorno construido y la computación ubicua se están convirtiendo en un
continuum de la conciencia y la tecnología, que refleja toda la gama de la
conducta humana. Las nuevas formas de civilización surgirán de esta
convergencia global de mentes, información y tecnología.
La población mundial
se espera que crezca otro dos mil millones en sólo 38 años, creando una demanda
sin precedentes de recursos. En 2030, la clase media mundial se estima que crezca
en un 66% aproximadamente, unos tres mil millones más de consumidores con mayor
poder adquisitivo y expectativas. En 2050, podría haber más personas mayores de
65 años que de 15 años, la gente trabajará más, y se crearán muchos tipos de
trabajadores por cuenta propia, tele-trabajo, trabajo de tiempo parcial, y
rotación laboral, para reducir la carga económica de las generaciones más
jóvenes y para mantener los niveles de vida.
Internet ocupa a 32 millones de personas en el
mundo. Como se dijo en el 26 Encuentro de las Telecomunicaciones, realizado en
la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, esta cifra se duplicará para 2016.
Por su parte, los responsables de la Agenda Digital de la Unión Europea estiman
en 700.000 la demanda de empleos en el sector hacia el 2018, y en Estados
Unidos, según el
US Bureau of Labor Statistics,
tan solo en el sector del
marketing digital, que ya emplea a 273.000 personas, la demanda crecerá un 30%
en seis años, para responder a las demandas del consumidor digital. En España,
que sufre el desempleo más alto de la UE, y que solo emplea a 100.000 personas
en este sector, la estimación es que del 15 al 20% de la población activa
corresponderá a trabajadores de las nuevas profesiones emergentes.
Esta realidad
contrasta con el alto desempleo juvenil en Europa, que llega al 40%, y una
demanda creciente de profesionales y técnicos 3.0 en todos los sectores de la
economía. Con razón, en la Comisión Europea se estima que una adecuada
reestructuración de la formación profesional, orientada a crear carreras
específicas de raíz digital para atender a los requerimientos de la nueva
economía, permitiría absorber gran parte del desempleo juvenil.
Contrasta asimismo, por ejemplo en Chile y en
América latina, con la precariedad del empleo, con baja productividad y por
ende con bajas remuneraciones, en que si bien existe empleo -en Chile hay
regiones casi con pleno empleo- la desocupación juvenil es muy alta y los
empleos son poco atractivos para ellos.
Lo que ocurre es que las universidades a nivel
global, con excepciones como Estados Unidos, no han conseguido adaptarse a la
revolución digital en la estructuración del currículum y en la creación ad-hoc
de nuevas disciplinas, creando perfiles de entorno digital. El tema no pasa por
formar más técnicos en computación, ni que las empresas compren nuevos
computadores, sino que, ante la revolución en la forma de trabajar en la
empresa, los profesionales y técnicos, transversalmente a todos los sectores de
la economía, deben tener una perspectiva digital en su desempeño, y en las
estrategias y prácticas
para,
en palabras de Ignacio Pérez Dolset,
cofundador de “contenidos digitales ZED” y de la universidad U-Tad,
“dinamizar la empresa o medir sus
impactos promocionales en Internet y en el mundo 2.0….con desarrolladores de
contenidos digitales y en 3D que, además de cine y videojuegos, harán animación
de webs, contenidos pedagógicos, programas de simulación para aeronáutica o
simples maniquís para probar ropa en la venta online. Según
Pérez Dolset, “estos perfiles ya existen en Estados Unidos, Corea y Canadá, y
en menor medida, en Australia, Reino Unido y Singapur”.
Un estudio de la Asociación Española de
Empresas de electrónica y de Tics, AMETIC, detectó la necesidad de perfiles
como el de trafficker ,
encargado de redirigir el tráfico web; especialista en big data,
que extrae conclusiones de la información de Internet para adecuar la oferta
empresarial; o experto en uso y experiencia de usuario, que asegura la
facilidad de utilización de un consumidor en todo tipo de plataformas.
Para Chile, cuya economía crece en medio de la
crisis internacional, es necesario sacar lecciones de lo que ha significado,
por ejemplo en Europa, que el sistema educativo, y las universidades, no hayan
sabido anticiparse, no hayan entendido el significado de la revolución digital
y no hayan adaptado ampliamente los programas para dar respuesta a la demanda
del sector productivo en la nueva economía. Nuestro país corre el riesgo de perder
competitividad en pocos años más, tanto por la falta de adecuación de la fuerza
laboral existente, como por la falta de formación de los nuevos profesionales 3.0
que requiere tanto el sector privado como el público.
Héctor Casanueva
Etiquetas: CELARE, DESEMPLEO JUVENIL, FORMACION PROFESIONAL, Internet y desarrollo, Millennium project, Universidad Pedro de Valdivia, UNIVERSIDADES, VII Cumbre Unión Europea-América latina