martes, agosto 05, 2008

La fiesta de los "euroescépticos"

LA FIESTA DE LOS EUROESCÉPTICOS
Héctor Casanueva

El rechazo de Irlanda al Tratado de Lisboa -pieza clave en la meta de la unidad política de la Unión Europea- ha vuelto a poner de plácemes a los euroescépticos de toda la vida, más otros nuevos que se suman dentro de las fronteras comunitarias y desde otras partes del mundo, América Latina incluida. Hay gente que tiene una rara fascinación por los reveses, sobretodo cuando estos afectan a grandes proyectos. Para quienes no son capaces de mirar el horizonte y tener una perspectiva global y de largo plazo, estas situaciones les permiten confirmar agoreras visiones negativas que justificarían su inacción, su día a día, el corto plazo, la coyuntura. Afortunadamente, en la historia de la humanidad nunca han triunfado los escépticos ni los pesimistas. La Unión Europea es una prueba contemporánea de ello, pues su construcción se ha hecho siempre como fruto de la sobredeterminación política de grandes líderes con mirada estratégica, como Adenauer, Schumann, De Gásperi, Delors, Kohl, Mitterrand, Martens, que fueron capaces de unir a los dos mayores contrincantes de su historia -Francia y Alemania- y plantear a los ciudadanos un proyecto político, económico y de cooperación que generó, en pocos años, paz y prosperidad. Fue un revulsivo que contribuyó a derrumbar el muro y la cortina de hierro, para avanzar en la unidad del Este y el Oeste y terminar con la guerra fría. Recordemos que antes de firmarse el Tratado de Roma en 1957, un connotado canciller euroescéptico vaticinó, erróneamente: ”ese tratado nunca se firmará, y si se firma nunca se aplicará, y si se aplica nunca funcionará”. Cincuenta años después, la Unión Europea cuenta con veintisiete miembros, es la primera potencia comercial y de cooperación del mundo, y sus ciudadanos gozan de un bienestar que se mide no sólo en ingreso per cápita, sino en calidad de vida. Por eso que el revés que significa el referéndum negativo de Irlanda no puede ser la medida de un supuesto fracaso del proyecto integracionista europeo, como no lo fueron en su momento ni las negativas francesa y holandesa de hace unos años, o el rechazo danés al Tratado de Maastricht, revertidos mediante un trabajo de ingeniería política y capacidad de liderazgo. En este caso, los líderes irlandeses han fallado, no han logrado trasmitir al pueblo los valores de un proyecto integracionista que a Irlanda le ha significado grandes beneficios y un desarrollo inimaginable hace pocos años. Están en deuda con Europa, pero lo más probable, como ha ocurrido muchas veces, es que los actores políticos, sociales, académicos, llegarán a encontrar la manera de leer debidamente el significado del referéndum, escucharán lo que la voz del pueblo está diciendo –que más que un no a Europa, es una advertencia a una determinada forma de construirla- y podrán reemprender el camino trazado. Lo que se juega en Europa es la tensión entre individualismo y comunitarismo, que es lo mismo que nos estamos jugando con la fallida integración latinoamericana. Por estos lados, tenemos también nuestros “latinoescépticos”, que no creen en la integración de nuestros países o tratan de llevarla sólo a sus molinos. Para ellos es un verdadero festín que algunas veces la integración europea -un paradigma como proyecto- tenga estos traspiés. Pero el curso de la historia de la Unión Europea demuestra que aún con letra torcida, va escribiendo inexorablemente sus avances hacia más comunitarismo, más humanismo y más bienestar, y ese sí es un ejemplo para nosotros.

¿Qué pasa en América Latina?

¿Qué pasa en América Latina?
Por Héctor Casanueva
Responder la interrogante ¿qué pasa en América Latina? sólo puede resultar en una aproximación a una realidad tan compleja y cambiante. La única certeza es que se han roto los paradigmas que por tanto tiempo sustentaron una retórica inflamada de intenciones sin concreción. Realidades como la etnopolítica, la diversidad, la pluralidad cultural y de género, coexisten con un crecimiento económico inédito, la ampliación de las capas medias, el acceso al consumo, el auge de las exportaciones tradicionales y una voluntad mayoritaria por abrirse al mundo con pragmatismo más allá de ideologismos.
La Unasur es un nuevo intento por avanzar en la integración, pero su pronóstico es necesariamente reservado. El canciller Foxley, en una conferencia en la Universidad Miguel de Cervantes, ha sido enfático en señalar que Chile procurará, desde la recién asumida presidencia pro-témpore de esta Unión, dar pasos concretos, realistas y sin retórica, en tres áreas claves: infraestructura, energía y políticas sociales. Si logramos centrar el proceso en “solidaridades concretas”, como se hizo en Europa, podremos en pocos años más responder mejor a la pregunta que titula este artículo.
Por su parte la presidenta Bachelet, en Montevideo, en su reciente visita oficial a la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), patentiza con este gesto un respaldo político a este organismo y al Tratado de Montevideo de 1980 que da cobertura a todos nuestros acuerdos comerciales en la región, pero a la vez hace un llamado a revisar toda la estructura de la integración latinoamericana, para adaptarla al Siglo XXI. Y considera la presidenta de Chile que la ALADI tiene un papel fundamental que jugar.
En este contexto, ¿podríamos, por ejemplo, considerar que mientras la UNASUR puede ser la cobertura política de la integración, la ALADI sería la base económico-comercial de la misma, con sus cien acuerdos bilaterales vigentes? En la UNASUR no está México ni Cuba, que si están en la ALADI. Tampoco Panamá, que acaba de solicitar el ingreso a la ALADI. Pero la propia acta constitutiva de UNASUR deja abierta la opción para el ingreso de cualquier país latinoamericano en un plazo de cinco años.
Sobre estos y otros temas de gran interés latinoamericano, es significativo que en menos de un mes se publican en Chile dos libros: uno “Los caminos de la integración”, coordinado por el embajador Patricio Leiva, editado por la Universidad Miguel de Cervantes, y otro “¿Qué pasa en América Latina?, editado por José Rodríguez Elizondo y Héctor Casanueva, publicado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Ambos libros reúnen los trabajos de autores de gran relevancia como Ffrench Davis, Aninat, Furche, Juan Gabriel Valdés, Agosín, y otros treinta destacados especialistas. Son un ejercicio político de análisis y prospectiva muy necesarios para empresarios, académicos, políticos y dirigentes sociales, para responder a preguntas como: ¿Hacia dónde camina este proceso? ¿Es el socialismo chavista una respuesta? ¿O el lula-bacheletismo constituye el modelo a seguir? ¿Qué papel juega en nuestra realidad la alianza transatlántica USA-UE, la emergencia de China, India y el Asia en su conjunto? ¿Es necesaria una nueva institucionalidad regional?