COSTOS DEL COMERCIO INTERNACIONAL FRENAN EL CRECIMIENTO
Héctor Casanueva
La Organización Mundial de Comercio (OMC) está empeñada en reducir
sustancialmente los altos costos de las transacciones comerciales
internacionales, que frenan globalmente la competitividad, el crecimiento y la
creación de empleos. Principalmente afectan a los países en desarrollo y los
menos adelantados, en especial a las pymes. Se trata de variados costos que no
tienen que ver con aranceles, sino con lo que el Director General de la OMC
llama “soft infrastructure”, es decir, barreras administrativas, trámites
innecesarios o duplicados, procedimientos lentos e ineficientes en las
fronteras, certificaciones inadecuadas, además de normativas que no favorecen
un ambiente pro-exportador. Para la OMC, reducir la pobreza, y alinearse con la
Agenda global Post 2015 de desarrollo inclusivo y sostenible, exige hacer más
para reducir los costos del comercio internacional.
Hay datos elocuentes de la OCDE, el World Economic Forum, la Unctad y la
propia OMC, sobre el impacto que tendría en el comercio global y en los empleos
la reducción significativa de estos costos.
La reducción de barreras al comercio a un nivel equivalente a la media de
las buenas prácticas aplicables globalmente, representaría un incremento en los
ingresos globales hasta de US$40 mil millones, reduciría casi en 15% los costos
para los países de bajo ingreso y 10% para los países de altos ingresos. Un día
menos de demora y manejo logístico en una frontera terrestre, puede representar
1% de incremento del comercio. Según la Unctad, en una transacción aduanera
media intervienen entre 20 y 30 partes diferentes, 40 documentos, 200 elementos
de datos (30 de los cuales se repiten 30 veces como mínimo) y la necesidad de
volver a escribir, por lo menos una vez más, entre el 60 y el 70% de todos los
datos.
Hay tráfico fronterizo en determinadas regiones del mundo en que el paso de
un país a otro puede significar de siete a 15 días, y los trámites para
exportar pueden tomar de 40 a 60 días. Es una de las razones, de que en África
sólo 5% de los alimentos básicos provienen del comercio entre sus países. En
América latina, el comercio intrarregional no supera el 20%, en parte por la
falta de conectividad o malas prácticas administrativas.
A esto se suman, por cierto, los problemas de la “hard infrastructure”,
como carreteras, puertos, corredores regionales y otros. El Banco Mundial, el
BID, el Banco Asiático o el Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura
(en creación), apuntan a mejorar la conectividad física que está limitando el
flujo comercial internacional y regional.
Por su parte la OMC, en el marco de sus competencias y capacidades,
contribuye desde las negociaciones comerciales, la vigilancia de la correcta
aplicación de las reglas acordadas, la solución de diferencias y la creación de
capacidades comerciales, a dinamizar y ampliar los flujos internacionales. Y en
concreto en cuanto a la “soft infraestructure”, uno de los más relevantes
avances recientes de la OMC es el Acuerdo de Facilitación de Comercio (AFC), en
fase de ratificación por sus 161 miembros, que apunta al corazón del problema,
y representará un incremento de hasta un trillón de dólares en la economía
mundial y la creación de unos 18 millones de nuevos empleos. El impulso
complementario a este acuerdo, proviene de su programa “AID FOR TRADE”, que
cumple en estos días su quinto ejercicio de revisión, y que es apoyado también
por el Grupo Banco Mundial, que cuenta con un fondo especial de donantes, para
proyectos de asistencia técnica y creación de capacidades en facilitación de
comercio para los países en desarrollo y menos adelantados.
Etiquetas: Acuerdos de Bali, Comercio Internacional, crisis financiera internacional, Gobernanza mundial, OMC, RELACIONES INTERNACIONALES, Ronda de Doha, UNCTAD, WEF
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