lunes, agosto 31, 2015

DESAFÍOS DEL COMERCIO INTERNACIONAL
 Héctor Casanueva

Para el 2050 habrá dos mil millones de personas más en el mundo, las clases medias representarán el 30% del total global, el 80 % de la población mundial vivirá en zonas urbanas, el mayor crecimiento demográfico se producirá en los países emergentes y menos desarrollados, y la red internet, que ya utiliza cerca del 40% de la humanidad, crecerá hasta cubrir el planeta. Satisfacer la demanda de alimentos y servicios de nueve mil millones de personas, con una estructura poblacional y socioeconómica como esta, solo es posible mediante el libre, suficiente, seguro, eficiente y equitativo flujo comercial internacional.

Estos requerimientos involucran al comercio de bienes y de servicios asociados, que al mismo tiempo necesita de un entorno macroeconómico estable, con sustentabilidad ambiental. Los datos aportados, por sí solos constituyen un referente y un horizonte para las decisiones estratégicas que deben ser abordadas hoy tanto a escala nacional como global, para las cuales las instituciones públicas, el sector privado y el sistema internacional económico, financiero y comercial necesitan estar preparados. Ello implica, tanto para la propia institucionalidad como para los países miembros, mirar prospectivamente, adecuar la arquitectura de acuerdos y procedimientos a un escenario de multidependencia ineludible, y gestionar el presente a partir de escenarios de futuros deseables y posibles.

La Organización Mundial del Comercio, instituida por el Acuerdo de Marrakech de 1994 y establecida el 1 de enero de 1995, es la más joven institución del orden económico internacional (entre otras como el Banco Mundial, el FMI, la UNCTAD). Representa el sistema multilateral de comercio del que participan 160 países (la más reciente integración ha sido, en junio, la de la República de Yemen), y constituye asimismo el foro multilateral que resguarda el cumplimiento de las reglas del comercio internacional y donde se deben resolver las diferencias entre sus miembros.

La OMC lleva adelante desde el 2001, con la llamada Ronda de Doha, un complejo proceso de negociaciones que, en mi opinión, apunta en esta dirección de futuro. Si bien los países miembros no han logrado cerrar los 21 temas del Programa de Desarrollo de Doha, que tienen por fin ampliar y profundizar la apertura comercial multilateral que históricamente comenzó en 1947 con el GATT, la OMC en sus dos décadas ha ido incorporando al acervo común, con mayor o menor amplitud y profundidad, nuevos temas, como las telecomunicaciones, las nuevas tecnologías de la información, los servicios financieros y algunos temas de propiedad intelectual relacionados con el comercio, en un proceso constante de negociaciones y acuerdos bilaterales y plurilaterales entre sus miembros.

El aporte de la OMC de alcance global más significativo a la mayor apertura del comercio, el primero adoptado por todos los miembros desde su creación, es el acuerdo alcanzado a nivel ministerial en Indonesia el 7 de diciembre de 2013, conocido también como “Paquete de Bali”, que comprende un acuerdo sobre facilitación del comercio, temas del comercio agrícola y temas de desarrollo, incluida la situación de los países menos adelantados, cuyo objeto es dar mayor agilidad a las operaciones del comercio de bienes, eliminar barreras burocráticas, simplificar procedimientos y normas, remover obstáculos, y a la vez apoyar la incorporación de los países menos adelantados a las cadenas de valor. Se estima que la plena vigencia del acuerdo, que tomará aún un tiempo en ser implementado por todos los miembros, tiene un potencial de expansión comercial de largo plazo que podría contribuir a aumentar el PIB mundial en más de US$ 960 mil millones anuales. Bali no sustituye ni menos aún interrumpe la negociación global más amplia de la Ronda de Doha; más bien constituye una reafirmación de la posibilidad de alcanzar multilateralmente metas aún más ambiciosas como las contenidas en el Programa de Doha para el Desarrollo.

¿Qué tiene que ver todo esto con Ud. como trabajador, profesional, empresario y consumidor? 

Prácticamente todo: la generación de empleos, el incremento de los salarios reales, la calidad de los productos y servicios, la seguridad de los alimentos que consumimos, los mejoramientos en los servicios, el transporte, incluso la internacionalización de la educación y la circulación de profesionales, entre otros, dependen de la existencia de normas claras y seguras que protejan los intereses de los consumidores, estimulen las exportaciones e importaciones, eliminen distorsiones o barreras y produzcan equidad y fair play en el comercio internacional. Según ha informado el Director General de la OMC, solo en términos de empleo la vigencia del acuerdo de facilitación de comercio, un mandato de la Ministerial de Bali, podría generar hasta 2 millones de nuevos puestos de trabajo, la mayoría en los países de menor desarrollo.


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