LA
COOPERACIÓN EUROPA-AMÉRICA LATINA EN TIEMPOS DE CRISIS
Héctor Casanueva
Los términos de la relación euro-latinoamericana
muestran una tendencia inversa a lo que han sido históricamente. Por una parte,
la crisis financiera y económica europea, y por la otra, el crecimiento y la estabilidad
financiera de América Latina, generan un contraste que plantea una necesaria
revisión de la asociación estratégica acordada en 1999, que se ha venido
materializando mediante acuerdos de la UE con países y subregiones
latinoamericanas.
Sobre cooperación
al desarrollo, la idea de nuevas bases surge principalmente en los círculos
oficiales europeos, presionados por la crisis y los recortes, que consideran
llegado el momento de equilibrar la responsabilidad y los aportes financieros
para los programas con Latinoamérica, o directamente suprimir algunos de ellos,
puesto que nuestra región ha alcanzado, por lo menos en la mayoría de los
países, importantes niveles de desarrollo económico y de promoción social. Por
ejemplo, quince países latinoamericanos, o sea, la gran mayoría, quedarán fuera
de la ayuda financiera de la UE en programas sociales a partir de 2014.
El principal argumento radica en que los
Estados latinoamericanos hoy tienen recursos para sus programas sociales. No
parece objetable esta postura, habida cuenta de las dificultades europeas, que necesariamente la obligan a
refocalizar. Pero no se debe perder de vista que la asimetría entre Europa y
nuestra región es muy grande: la UE tiene en el mundo el 7% de la población y
el 26% del PIB, mientras América latina, con el 9% de la población, cuenta solo
con el 8% del PIB; y el ingreso per cápita promedio es, respectivamente, de US.
33.500 y US. 8.500.
América Latina debe reflexionar sobre esta
nueva situación en el seno de sus organismos de integración, en especial en la
CELAC, con el fin de presentar a la UE una nueva agenda de cooperación, que
integre los temas de interés mutuo -como el medio ambiente, la energía, la I+D+i,
la educación superior- asumiendo la co-responsabilidad de los programas en el
diseño, el financiamiento y la gestión. La oportunidad debería ser la próxima
Cumbre de Jefes de Estado de la Unión Europea-América latina y Caribe, a
celebrarse en Santiago en enero de 2013, y para alimentar dicha agenda, existen
las reuniones birregionales previas del sector empresarial, de la sociedad
civil, y ahora, por primera vez, una Cumbre Académica que reunirá en enero a
universidades de Europa y A. Latina.
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