domingo, septiembre 25, 2011

A propósito de Europa

Europa, Europa…….

Héctor Casanueva

Director Ejecutivo del Centro latinoamericano para las Relaciones con Europa (CELARE). Vicerrector de Investigación y Desarrollo de la Universidad Pedro de Valdivia

La paradoja constante parece haberse instalado en Europa, para regocijo de los euroescépticos y preocupación de los europtimistas, de ambos lados del Atlántico, que miramos siempre a Europa como una reserva cultural, guardiana de los derechos humanos, y ejemplo de sensatez política, capaz de preservar la paz, el desarrollo y la cooperación.

Dos hechos se suman a la incertidumbre que hace tiempo se ha instalado en el Viejo Continente sobre su futuro. El relativo cierre de fronteras interiores a las personas (no así a las mercancías), y los vaivenes en la solución de la crisis financiera. El Consejo Europeo hace unos meses abrió la puerta a una modificación del reglamento del Tratado de Schengen, instrumento jurídico creado para garantizar una de las libertades básicas y pilar de la integración, cual es la libre circulación de personas. A raíz de la oleada de inmigrantes del norte de Africa, producto de los acontecimientos del mundo árabe, algunos estados presionaron al resto para condicionar esta libertad. La razón esgrimida es la imposibilidad de contener el paso de los inmigrantes por Europa una vez que han traspasado sus fronteras interiores. Las consecuencias de esta decisión, si bien sujeta a verificaciones y reglas, afectan no solamente a los inmigrantes ilegales o recientes, sino a todo aquel que lo sea, legal o no, puesto que no es posible discriminar a priori quien lo es y quien no. Y afectará igualmente a ciudadanos de los países del Este incorporados a la Unión, a los gitanos de diferentes partes y todo aquel cuyos rasgos físicos hagan "sospechar" que se trata de un inmigrante.

Otro hecho esencial, es el limitado avance en el establecimiento del gobierno económico, destinado originalmente a garantizar la estabilidad económica y financiera, mediante la responsabilidad compartida. Responsabilidad presente ya en Maastricht, como base de la unión económica y monetaria, que ningún país ha cumplido a cabalidad. Los propósitos de Lisboa de aumentar la competitividad y el empleo se han visto mediatizados por estos incumplimientos, cuya máxima expresión es hoy día Grecia, pero que se extiende a los peyorativamente denominados “PIGS” (Portugal, Irlanda, Grecia y España).

Ello es resentido por la ciudadanía, en particular los jóvenes (los mileuristas y los ni-nis, que o ganan apenas mil euros, o ni trabajan ni estudian), indignados en busca de respuestas.

La falta de rigor en la aplicación de los acuerdos de hace una década, sin el compromiso básico de una sociedad, genera estos riesgos y consecuencias, de creciente desafección por el proyecto, el que sin embargo es el que, paradojalmente, aún con sus imperfecciones, ha dado sesenta años de paz y cooperación, y un razonable desarrollo social, económico y científico.

Mala cosa, un paso atrás en la integración europea, que hace meditar sobre la incapacidad comunitaria de articular soluciones viables sin vulnerar los principios esenciales de su proyecto político. Los vaivenes en la solución de la crisis, las decisiones que tardan una enormidad en implementarse, las reticencias a meterse la mano al bolsillo solidariamente, aunque siempre la solidaridad paga para todos, las paradojas de que las grandes empresas tengan grandes excedentes de capital y ganancias, los clubes de fútbol con presupuestos multimillonarios que pagan hasta 200 millones por un jugador, mientras el paro en España llega al 21% y el juvenil al 42%, y en el resto de Europa al 10%, que ya es demasiado. ¿Qué es todo esto? ¿Fatiga institucional? ¿Falta de liderazgo político, o modificación del paradigma?

En América latina estamos confundidos y hasta estupefactos mirando a Europa, por mucho tiempo y desde la segunda postguerra nuestro paradigma de sensatez política, articulación económica y bienestar social.

En Santiago de Chile, hace un par de meses, se reunieron en la CEPAL expertos europeos y latinoamericanos convocados por dos think tanks de las relaciones euro-latinoamericanas (CELARE y Fundación Carolina), para analizar lo que sucede en Europa, sus consecuencias para América latina y el contexto estratégico global. Lo mismo están haciendo otras redes de académicos eurolatinoamericanas, en Argentina, en Uruguay, en Brasil, Ecuador, no solo para comprendser lo que pasa allí, sino para ver si juntos podemos articular propuestas que hacer llegar a los tomadores de decisiones y al sistema internacional, que ayuden a perfilar soluciones. Un aporte desde la sociedad civil, ante la fatiga de Europa, que es mal ejemplo para nosotros. Tal vez sea América latina un aliado para darle vitalidad, en una asociación de actores globales, como la ha llamado el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, que deberíamos explicitar y concretar claramente en la próxima Cumbre UE-ALC de Santiago de Chile de 2012.

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