sábado, julio 22, 2006

MERCOSUR: EL RUIDO Y LAS NUECES

MERCOSUR, EL RUIDO Y LAS NUECES
Héctor Casanueva

Esta ha sido la más ruidosa de las treinta cumbres del Mercosur, por la presencia simultánea de Castro, Chávez y Morales, y las disputas bilaterales precedentes entre varios de sus miembros y asociados. Sin embargo, una cosa es el ruido y otra las nueces, y no hay que dejar que lo uno impida ver lo otro.

Primero, es claro que los presidentes de Cuba y Venezuela son siempre atractivos para la prensa y están dispuestos a representar el rol que se espera de ellos, pero otra cosa es Evo Morales, cuyo protagonismo natural tiene bases diferentes. El presidente boliviano no se pierde en la retórica, va a los hechos y maneja su agenda sin pretensiones de ir más allá del objetivo de su presidencia. En la entrevista publicada el jueves 20 por el diario chileno La Tercera revela gran sensatez y fineza política para tratar temas delicados, combinando muy bien la astucia de la razón con la razón de la astucia. Con este tipo de aproximación a las cuestiones regionales, uno puede suponer que Morales no se va a sumar a ningún proyecto geo-político que ponga en riesgo el delicado equilibrio geo-económico con su entorno. Por eso se equivocan quienes se han apresurado a afirmar –basados en el ruido, las fotos la retórica- que ahora en la región se ha instalado una especie de trilateral de izquierda entre Caracas, La Habana y La Paz, y que a partir de esta reunión el Mercosur va a derivar hacia una política confrontacional con las grandes potencias.

Segundo, el Acuerdo de Complementación Económica (ACE) suscrito en esta reunión por Cuba no es una novedad, ya que este país es miembro pleno de la ALADI desde 1999, que es el marco institucional de estos convenios comerciales del Mercosur con terceros países, y son acuerdos que carecen de relevancia política. Colegir por tanto que por la firma de este ACE, Cuba está de lleno en el Mercosur es un error, pero además una extrapolación que enrarece las verdaderas dimensiones de esta relación. Es más, Cuba no puede ser ni siquiera miembro asociado del Mercosur -como lo son Bolivia, Chile, Perú, Colombia y Ecuador- porque existe la cláusula democrática mercosuriana que exige para estos efectos la vigencia de un régimen democrático homologable.

Tercero, la incorporación plena de Venezuela le va a dar mayor densidad política al Mercosur, pero al mismo tiempo va a complicar algunas cosas importantes, como el perfeccionamiento de la Unión Aduanera, así como otros urgentes desarrollos institucionales, y obligará a una redefinición de materias para la pendiente negociación con la Unión Europea. Por lo tanto, no habrá mucho espacio para atender a la especulación y la retórica. En este sentido Brasil, que tiene la presidencia este semestre, jugará un rol fundamental para fijar los parámetros del Mercosur ampliado y un derrotero preciso para evitar que se le reste profundidad al proceso.

Cuarto, se debe considerar en su justo valor, también, las decisiones que viene tomando el Mercosur desde el 2000, que si bien son pocas, escasas y lentas, apuntan a resolver las dos cuestiones centrales: la solución de controversias y el tratamiento de las asimetrías, además de perfeccionamientos del mercado común y la inclusión progresiva de materias sensibles como las compras públicas o la libertad de establecimiento.

Quinto, Brasil es y seguirá siendo el eje articulador, y está demostrando mayor voluntad política para ir a los temas centrales. Pero además, con la incorporación de la Venezuela de Chávez, se verá especialmente acicateado para hacer sentir su peso de potencia-eje y fuerza centrípeta del Mercosur, y en especial, ejercer un importante rol de moderador para mantener el rumbo y que el Mercosur no se escore.

Finalmente, en lo que a Chile respecta, podemos agregar un dato esencial que no debe ser olvidado: el Mercosur es, pese a todo, el segundo esquema de integración del mundo por tamaño y potencialidad comercial, Chile hace bien -en línea con la Unión Europea y otros países- en mantener su vinculación política y comercial con el bloque, que representa cerca del noventa por ciento del PIB y del comercio latinoamericano. Por eso, si todos los actores damos con serenidad una mirada estratégica –y no coyuntural o ideologizada- distinguiremos el ruido de las nueces. Si al mismo tiempo somos proactivos en nuestra política exterior, podremos contribuir al perfeccionamiento del Mercosur, lo que irá además en nuestro propio beneficio, para resolver regionalmente cuestiones tan cruciales como el suministro de energía y la infraestructura que nos conecta al Atlántico.


Santiago de Chile, Julio de 2006