domingo, julio 16, 2006

RELACIONES CON ARGENTINA. ¿QUÉ HACER?

RELACIONES CON ARGENTINA ¿QUÉ HACER?
Héctor Casanueva
(Diario La Tercera, Chile, julio 2006)

Las relaciones internacionales, como las inter-personales, son complejas pero se basan en principios simples: buena fe, claridad, cortesía y firmeza. Si es posible agregar el afecto, tanto mejor. El equilibrio entre ellos es la garantía de vínculos sólidos y duraderos, más allá de sobresaltos y problemas episódicos circunstanciales, porque nadie es perfecto. Pero eso es lo dificil, como está ocurriendo en nuestras relaciones con Argentina, aliado estratégico por voluntad de las partes, y vecino por voluntad de la geografía. No es el único caso que empaña la deseable integración latinoamericana, como se sabe, pero es uno de los que más nos afecta, porque pone en riesgo las bases materiales de nuestro desarrollo y nos obliga a redefinir la matriz energética y de proveedores para seguir creciendo de manera sustentable. Como para navegar en la globalización es preciso atender a la máxima de mirar el largo plazo para actuar en el corto, y pensar en global para actuar en local, las opciones que Chile elija para manejar la actual coyuntura con Argentina necesariamente van a tender a tres cuestiones básicas: la seguridad del abastecimiento de gas mientras vamos diversificando, sincerar la tantas veces mencionada relación estratégica precisando su contenido, y reforzar nuestra política de alianzas dentro de América Latina hacia el área andina, centroamérica y México. En lo inmediato, corresponde combinar el diálogo con la institucionalidad jurídica, como lo ha hecho para su bien Uruguay en el caso de las pasteras. Sin dejar de conversar e informarse, se puede recurrir -como acaba de mencionarlo la senadora Alvear- a los instrumentos existentes en los acuerdos bilaterales o a la OMC, lo que nos daría derecho incluso a aplicar medidas compensatorias. Y simultáneamente hacer uso del foro político del Mercosur para poner en evidencia junto a otros afectados el problema, e incluso aplicar algunas cláusulas del Tratado de Montevideo, por ejemplo para generar un debate de fondo en el seno de la ALADI que obligue a explicar cómo y por qué el gobierno argentino está vulnerando principios básicos y normas expresas del Tratado en perjuicio de todos, incluso de sí misma. Chile podría, en esta línea hacerle de paso un gran favor a la alicaída integración, pidiendo que se cite de manera extraordinaria a la Conferencia de Evaluación y Convergencia, órgano de los ministros de la ALADI, que tiene por finalidad precisamente “examinar el funcionamiento del proceso de integración……así como recomendar al Consejo la adopción de medidas correctivas de alcance multilateral” (art.33,a), TM80). Hay quienes creen inútil usar la institucionalidad regional, porque no se habría probado su eficacia. Al respecto hay que señalar que no es así. Chile incluso fue llevado hace poco a arbitrajes en el seno de la ALADI por Bolivia y Colombia, con fallos precisos y resueltos en plazos muy razonables. Y hay que agregar que tanto el MERCOSUR -donde nuestra presidenta va a plantear este tema- como la ALADI, son foros políticos en los que una buena presentación chilena no sólo puede aunar voluntades políticas para corregir el rumbo, sino que puede tener repercusiones importantes en los medios como para que la opinión pública perciba un gobierno en movimiento en todos los frentes en defensa de nuestros intereses de corto y largo plazo.

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