sábado, febrero 11, 2012

Europa y el Euro

EUROPA Y LOS DIEZ AÑOS DEL EURO

Héctor Casanueva

El 1 de enero se celebraron diez años de la introducción del Euro como moneda única en la Unión Europea. No es el momento para fuegos artificiales, pero la crisis financiera del Viejo Continente puede ser vista como una oportunidad para completar las cuestiones pendientes de la unión monetaria, que en parte importante explican precisamente la crisis. La adopción del Euro fue uno de los mayores desafíos de la integración europea, paso imprescindible para la unión económica y monetaria, sustento a su vez del mercado único y de la competitividad frente al exterior. Hoy lo utilizan más de trescientos treinta millones de personas, de los diecisiete países que integran la zona Euro, la que se debería ir completando hasta llegar a todos los miembros de la UE, salvo Gran Bretaña y Dinamarca que tienen una cláusula de exclusión, si bien no están impedidos de adoptarlo cuando lo decidan. Países candidatos a la UE, como Croacia o Islandia, deberán introducirlo una vez producida su adhesión. Estados no miembros de la UE, como Bosnia, Kosovo, o el Vaticano, también lo utilizan, e incluso Corea del Norte usa el Euro para sus intercambios comerciales. En Chile, el 33% de las reservas internacionales están constituidas en Euros.

Hay incertidumbre sobre la permanencia de la divisa, en medio de un cuestionamiento al proceso de integración, pues moneda única e integración son inseparables. Las instituciones de la UE y los países de la zona Euro han manejado la crisis con altibajos, idas y venidas, lentitud en las decisiones de una institucionalidad supranacional limitada, pero siempre en defensa de la moneda y del proceso, con medidas importantes como la creación de fondos y sistemas de apoyo a los países en riesgo, reforzadas con recientes decisiones para la gobernabilidad económica, disciplina fiscal e inyectar más recursos. La estabilidad, el crecimiento, la competitividad y el empleo, son los parámetros por los que será medido el manejo de la crisis y las bondades de la integración. Ello se refleja en la propuesta de reforma del Tratado, y en el presupuesto 2014-2020.

La UE, aún en plena crisis, es la primera potencia comercial y el primer importador de alimentos del mundo. En América latina es el primer inversionista, segundo socio comercial y fuente de cooperación. Pero como la UE no es solo un proceso económico, al que todos estamos ligados al ser el Euro la segunda moneda internacional, sino además un proyecto de paz y cooperación, que contribuye a los equilibrios geopolíticos necesarios para avanzar en la gobernabilidad internacional, lo que se juega en Europa es la estabilidad global, y para un país como Chile, abierto al mundo, esto es esencial.

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